Valoramos tan poco lo que tenemos y lo que nos rodea que tenemos que adjudicar un día de los 365/366 a cosas realmente importantes en la vida.
San Valentín, Día de la Paz, Día de los Derechos Universales, Día de la Discapacidad...
Quizá si no hubiera un día para darle más importancia a estos hechos (que cada día y no uno más que otro la tienen) dejaríamos atrás la hipocresía y seríamos más conscientes de que hay cosas tan valiosas en la vida que no hace falta recordar.
Porque una persona realmente enamorada no sólo lo está el 14 de febrero; porque la Paz no solo tiene que reinar un 21 de septiembre en el mundo sino todos los días; ni todos tenemos que disfrutar de los derechos que tenemos únicamente el 10 de diciembre; porque a una persona que tiene dificultades para desarrollarse plenamente en una sociedad llena de barreras no solo hay que darle la importancia que merece un 3 de diciembre.
Yo, propongo que cada día sea "el día de valorar la vida".
